Weymouth. JAVIER ROZ

1816 fue el año sin verano. La erupción del volcán Tambora y una anómala actividad solar sumieron todo el hemisferio norte del planeta en un verano invernal. Heladas de junio a agosto, lluvia, oscuridad, cosechas arruinadas y motines a causa de la hambruna. No es de extrañar que el 16 de junio, de ese año, en la Villa Diodati (Suiza) alquilada por Lord Byron, esa noche (que duró tres días) surgieran dos personajes icónicos de dos mentes brillantes: el vampiro, de Polidori, y Frankenstein de Mary Shelley. A consecuencia de la atmósfera sulfurosa, ese mismo verano en la bahía de Weymouth, al Sur de Inglaterra, el pintor John Constable pinta una serie de lienzos de esa bahía. Unos paisajes inusuales que perduran en el tiempo, como crónica visual de los efectos atmosféricos de aquel año. Este es el punto de partida de la exploración plástica de Javier Roz en esta exposición, con la que reflexiona sobre el espacio-tiempo. Si rescatáramos las obras de Constable y la trajéramos a nuestro tiempo, Javier sería la versión tecnológica de aquellos paisajes del siglo XIX. Sin embargo, Roz no quiere mostrar tan solo un paisaje. Él quiere que nos perdamos en el espacio y en el movimiento, y que sean nuestras propias experiencias las que se identifiquen con los personajes que presenta. Desde la distancia paisajística, los horizontes de Roz nos resultan cercanos. Nos obligan a descomponer la luz, a percibirla transparente, y a aprender de la oscuridad. Desde el aquí, en este momento, la visión de un espacio se complica con historias que sucedieron y que no nos pertenecen. Personajes que visitaron ese mismo lugar y nosotros, que nos acercamos a ellos desde la distancia física, ya sea a través de un cuadro o de Google earth. ¿Cuál es la diferencia? ¿Existe una diferencia? Javier se permite la visita virtual a un espacio desconocido y cercano, al mismo tiempo. La lejanía del lugar, frente a nosotros, y las historias, todavía sin relatar, que se funden con las ya acontecidas. En palabras del autor: “lo que Constable pintó, lo que yo veo, a lo que miro y cómo, el pasado, lo imaginario, lo que nos sugiere y adónde nos lleva...” Con un punto de partida en el que un personaje entre dos árboles nos indica el camino, una postal y un mapa nos ofrecen un relato ficticio con personajes desdibujados que una vez tuvieron el protagonismo. Playas sin mar y sin arena, disturbios medioambientales, la despreocupación desde la distancia, barcas y personas en la orilla que van o vienen, entre un viaje en el tiempo y el espacio que se congela. Y el color. El uso del color en la obra de Roz. El movimiento de los elementos mediante un uso exquisito del color, líneas rectas y la desfragmentación de la luz. Pintura, fotografía, óleo, pastel y grafito son las herramientas de Roz para continuar haciéndonos reflexionar sobre la relación entre seres humanos y naturaleza. Los espacios no cambian, se modifican. Las personas cambian, y sus historias modifican los espacios. (Roy Laguna, 2023)

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