Entre dos mundos
19.01.2018 / 19.02.2018
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Hasta el otoño de 2016 mi trabajo era una inmersión en el microcosmos, un mundo mineral donde se reflejaba la materia sólida y acuática, un trabajo depurado propicio a la contemplación y la meditación, donde la luz revelaba un color dominante y sus contornos, pero un día decidí romper este molde volviendo a una técnica que tenía abandonada desde hacía algún tiempo, el aguatinta al azúcar. Esta técnica me permite un trabajo muy espontáneo, pictórico y caligráfico.
Partí de la improvisación, de romper sistemáticamente con mis costumbres para
provocar la creación de una nueva escritura. El color se hizo múltiple, las formas también, de hecho se volvieron cada día más reales y humanas, para finalmente contar lo que me rodeaba, pero mezclado con un mundo irreal, más propio de los sueños o de la mitología. Así, se pueden encontrar en mis últimos grabados, momentos de mi vida familiar como en “el cariñoso”, “el debate” o “manual de infractores”, o social con “camino del éxito” y “ la pareja”. Grabados, entre lo real y lo imaginario, aunque, a veces, hoy en día parece que la ficción supera la realidad.
Christian Bozón
Aguatinta y aguatinta al azúcar